HISTORIA DE ALGUNOS DE LOS
DESATINOS MÁS CRUELES DE LA LLAMADA –CIENCIA OFICIAL-
(y que lejos de ser cosa del
pasado siguen en la actualidad………………)
La historia de David, el niño que
fue usado como un cobaya humano.
A veces la crueldad trae la
etiqueta de la seguridad absoluta, decía Oscar Wilde que solo un idiota
absoluto puede estar absolutamente seguro de todo en la vida. De este modo no
solo existen verdaderas atrocidades entre los impostores de la brujería, la llamada
superchería como cuando hace algunos años en Valladolid, España, mataron a una
mujer que padecía un fuerte episodio de bronquitis asmática con esencia de eucalipto
y aromaterapia. Sino también la mayoría de las veces en la llamada “ciencia
oficial” pero claro, rara vez los grandes medios y las distintas emisoras de
televisión difunden esto.
En la década de los años 70
usaron como verdadero cobaya humano al joven David Reimer, la historia
pertenece al campo de los desatinos macabros cuando al nacer en 1965 por una
imperdonable negligencia el doctor que le practicaba la circuncisión lo castró.
Entonces y bajo consejo de un “todopoderoso” científico, el psicólogo John
Money, un psicólogo del hospital Johns Hopkins (Baltimore) famoso por sus
teorías sobre el género. Money (nunca le cayó a nadie tan bien el apellido) vió
que era una oportunidad inigualable de demostrar sus absurdas teorías “La
orientación sexual no es innata del individuo”.
De estas teorías por ejemplo
comulgan aquellos que aseguran que la homosexualidad se puede curar, como si
fuera una enfermedad, resultando mucho, pero mucho más sabios los nativos de Norteamérica
cuando aseguran que lejos de existir dos sexos existen cinco, que hay dos tipo
de genitales y cinco sexos, pero una vez más a estos los llamamos salvajes, y a
los primeros “sabios”.
David de esta forma fue sometido
a una cruel operación quirúrgica donde fue castrado completamente y fabricado
una vagina artificial en la creencia absoluta de que si era criado como niña
sería una niña. El “brillante” psicólogo como muchos otros confundió las
especies, tomó a los “homo sapiens” como si fueran peces y concretamente la
especie de las llamadas “Doradas” que con los dos genitales deciden en su edad
adulta si van a ser machos o hembras, según necesite la comunidad la presencia
de unos u otros.
Los problemas llegaron después y
cuando le pusieron a David por primera vez un vestidito de niña, recuerda como
se lo arrancó con toda la furia.
De esta noticia informó en su día
la revista “Rolling Stone” y ha sido refrendada por el diario ABC de España,
ambos con cierto aval de seriedad informativa.
De esta forma la todopoderosa
ciencia nunca admite que se pueda equivocar, en muchas ocasiones adolece del
defecto de que es incapaz de mirarse su propio ombligo alcanzando las mayores y
más salvajes aberraciones mientras pretende reinar sobre la vida y la muerte
esbozándose como dueños de la verdad absoluta,
esta misma de la que explicaba Wilde que los convierte en idiotas
absolutos, solo que me temo que la crueldad no la pagan ellos sino sus
víctimas.
A comienzos del siglo XX y cuando
de nuevo la ciencia se burlaba de lo que a todas luces eran verdaderos
asesinatos cometidos por los médicos de la Edad Media cuando pretendían operar “extrayendo
la piedra de la locura” ya que entendían que las enfermedades mentales se
debían a “piedras” que criaba el cerebro, como pudiera criarlas el riñón.
Al
abrir el cráneo humano sin medios, conocimientos, recursos y obviamente la
asepsia necesaria (aun no se habían descubierto ni los agentes patógenos
microscópicos ni los antibióticos) primero no se encontraban piedras de ninguna
clase y después “sabiamente” habían sido capaces de serrar la tapa de los sesos
pero luego incapaz de volverla a unir, y todos los pacientes se les morían
¡obvio! Lo raro e inusual habría sido que alguno hubiera sobrevivido. Pero entonces
la “ciencia” no entendió y desde la primera operación que allí no había piedra
de ninguna clase y que quizás se estuvieran equivocando, ellos seguían operando
¿con que fin? Experimentar en sujetos vivos, después de todo ciertos locos
estorbaban a sus familiares y rara vez podrían hacer valer su derecho.
Cuando a comienzos del siglo XX
la misma ciencia se burlaba de estas barbaridades prescribía para los niños ¡heroína!
en jarabe para los accesos de tos de los lactantes. La heroína era muy usada
por los pediatras de la época, o sea ¿alguien puede concebir mayor barbaridad
que crear yonquis desde la más tierna infancia?.
La psicología y psiquiatría actuales
observamos que siguen bebiendo en las fuentes de Freud como poco menos si se
trataran de católicos ante un dogma de fe, Segmund Freud autor de la teoría
psicoanalítica es del siglo XIX, ahora estamos en el siglo XXI y parece que no
existen postulados más actuales. No pretendo desmerecer el trabajo de Freud ni
discípulos o herederos pero sí situarlo en su tiempo, en su tiempo fue muy
meritorio, pero no debemos ser anacrónicos y considerar la figura de Freud que
nunca suele ser la que nos cuentan.
Para comenzar hay que explicar
que Freud estudió en la muy prestigiosa universidad parisina de La Salpetiere
bajo los designios del meritorio catedrático Charcot (siglo XIX) y es donde
Freud esboza el comienzo de la teoría psicoanalítica, autor muy prolífco en su
trabajo nos deja un legado de obras completas. Pero según confiesa el propio
Freud en sus obras llegó a desarrollar una rinitis crónica (se le pudrió el
tabique nasal por hablar claro) por el uso y abuso excesivo de cocaína. Freud
era un toxicómano crónico pero no hay que entenderlo en su contexto social como
en la actualidad, la cocaína en tiempos de Freud era otro fármaco de uso común
y relativamente barato que se vendía al peso en coquetas y pequeñas balanzas en
todas las farmacias.
-¿Qué le ocurre? La noto
deprimida.
-Sí doctor, me duele mucho la
cabeza y mi vida no va demasiadobien.
-Tómese un par de rayas de cocaína,
verá los resultados.
-¡Wow! Es cierto doctor, mi vida
ha cambiado, ya no me duele la cabeza ni nada, incluso lo veo todo más alegre.
Este era el afamado y tótem absoluto
de la psicología y psiquiatría actuales, Segmund Freud. Al punto de que sus
teorías tienen más goteras que la barraca de un pobre pero parecemos incapaces
de renovar los postulados o incluso de criticarlos porque de nuevo la “todopoderosa”
ciencia se nos echará encima ¿Cómo van a admitir que han dedicado años de su
vida a estudiar y seguir los pasos trazados por un toxicómano que por otra
parte no conducen a casi nada útil?. ¿Qué era muy trabajador y prolífico en sus
obras? Bajo la cocaína todos los toxicómanos o drogadictos suelen serlo, pero
otro asunto es que debamos considerar los productos intelectuales de estos.
Sin ir más lejos las
consideraciones sobre la histeria que hace Freud, inventándose una enfermedad
inexistente, más patología social que otra cosa y de la que Freud crea un
verdadero fantasma monstruoso que incluso hasta bien entrados los años 60
torturó a numerosas mujeres “la ninfomanía” o el “furor uterino”, casualmente para
el extremo contrario en los hombres “la satiriasis” el tratamiento no era el
mismo porque Freud la asocia a la histeria y según nuestro “toxicómano” esta
radica en el útero o “hyster” en griego arcaico donde toma su nombre. La cura
en las instituciones de salud mental hasta bien entrada la década de los años
60 consistía en cañonear con agua helada los genitales femeninos.
En el siglo XIX Europa vivía bajo
una circunstancia social crítica y una grave crisis económica que heredó de
siglos anteriores y donde la falta de calidad en el empleo de los jóvenes era
la tónica habitual, rara vez y excepto que el joven fuera de familia burguesa o
acomodada podía tener un trabajo que le permitiera mantener su propia familia,
y a los empleos de funcionario se accedía poco menos que por enchufe, palanca o
designación familiar. Las familias eran muy numerosas era el mapa habitual y
ancestral en la típica familia de clase media europea donde en la misma casa
vivía el matrimonio, los padres de los cónyuges si vivían, y algunos familiares
con mala suerte en la vida acogidos tal que viudas, etc. Las familias solían
tener por término medio cinco o seis hijos y la única entrada de dinero procedía
del cabeza de familia, con lo que no era nada extraño asistir a familias con
quince o dieciséis miembros y entonces la comida era mucho más cara que en la
actualidad que con la aparición de los cultivos extensivos a mediados del siglo
XX se abarató considerablemente.
De esta forma cuando una joven a
los quince o dieciséis años comenzaba en la edad del cortejo y lógicamente
ponía sus ojos en algún joven de su edad o edad cercana de por ejemplo veinte y
pocos años los padres temblaban porque dentro de poco tendrían en casa no solo
una boca más en el yerno sino en los hijos de esa pareja. Eran muy corrientes
en la época los matrimonios pactados con hombres a veces hasta de 50 años que
eran los únicos que solían tener patrimonio, casa propia y medios para mantener
su propia familia, y que incluso en el
caso de algún personaje poderoso podría favorecer la economía de casa. Las
niñas de la época obedecían fielmente a la figura del padre y de esta forma
ocurrían muchos matrimonios, el problema de que se casara un hombre de 50 años
con una niña de 16 estaba en que por ley de vida en apenas 17 años la mujer
tendría 33 y estaría en el apogeo de su madurez y vida pero el hombre tendría
67 años y estaría para “pocas fiestas”. Nada hay más desagradable entonces para
un hombre y la cultura patriarcal que una mujer reclamando el débito conyugal,
el deseo sexual reprimido en una cultura donde estaba muy patente el temor a la
condenación y ni de broma se planteaba la infidelidad y mucho menos existía
cultura de masturbación (incluso hoy sigue siendo tabú entre muchas personas,
se toma como triste sinónimo de vida y carencias sexuales equivocadamente).
La solución entonces venía de la “todopoderosa”
ciencia, y se achacaba a una patología “ninfómana” y donde el esposo bajo el
consejo del doctor llevaba a una casa de salud mental a la “fogosa y enferma”
esposa para que la curasen, allí cañoneaban sus genitales con agua a presión
muy fría y ya quedaba curada, de hecho en los días, semanas y meses siguientes
a la esposa ni de broma se le ocurría reclamar el débito conyugal porque sabría
donde iba a terminar. Estas gracias se las debemos a Freud, un toxicómano al
que siguen siguiendo legiones de hombres y mujeres “doctos” del siglo XXI.
Solo en uno de cada millón de casos nos encontraremos una verdadera patología sexual o deseo irrefrenado de tener sexo continuamente y/o masturbarse a todas horas, y están asociados a otras patologías mentales, no existe por sí misma la "ninfomanía" en los términos descritos por Freud. Sí existen mujeres con una salud sexual admirable y mucho vigor en la líbido, otras veces de naturaleza promiscua pero esto no es nada enfermo, lo enfermo es comprender que como parejas de estas mujeres si no existe la misma naturaleza y vigor en el varón será un serio problema y es donde una vez más el patriarcado sentencia "es algo enfermo".
Debemos aceptar la naturaleza promiscua del mismo modo que existe la naturaleza asexuada, gente que puede vivir perfectamente sin tener relaciones sexuales ¿es esto algo enfermo?.
Normalmente al comienzo de una relación el hombre ante una mujer con una líbido muy alta se siente muy afortunado pero al poco tiempo descubrirá que si su naturaleza no es la misma terminará padeciendo.
Esto a muchas mujeres las lleva a tener una naturaleza promiscua que no es nada en absoluto enfermo, igual de válido es ser casto por propia decisión que promiscuo por idéntica razón. La condenación, las calificaciones patológicas siguen siendo conceptos de la Edad Media y la manida moral católica. Una mujer promiscua no significa que tenga poco menos que la naturaleza de animal o perro y se abra en cada esquina, son calificaciones más propias de un comic que de la realidad.
Es mucho más frecuente el deseo sexual incontrolado en los hombres y una vez más también asociado a otras patologías mentales.
Solo en uno de cada millón de casos nos encontraremos una verdadera patología sexual o deseo irrefrenado de tener sexo continuamente y/o masturbarse a todas horas, y están asociados a otras patologías mentales, no existe por sí misma la "ninfomanía" en los términos descritos por Freud. Sí existen mujeres con una salud sexual admirable y mucho vigor en la líbido, otras veces de naturaleza promiscua pero esto no es nada enfermo, lo enfermo es comprender que como parejas de estas mujeres si no existe la misma naturaleza y vigor en el varón será un serio problema y es donde una vez más el patriarcado sentencia "es algo enfermo".
Debemos aceptar la naturaleza promiscua del mismo modo que existe la naturaleza asexuada, gente que puede vivir perfectamente sin tener relaciones sexuales ¿es esto algo enfermo?.
Normalmente al comienzo de una relación el hombre ante una mujer con una líbido muy alta se siente muy afortunado pero al poco tiempo descubrirá que si su naturaleza no es la misma terminará padeciendo.
Esto a muchas mujeres las lleva a tener una naturaleza promiscua que no es nada en absoluto enfermo, igual de válido es ser casto por propia decisión que promiscuo por idéntica razón. La condenación, las calificaciones patológicas siguen siendo conceptos de la Edad Media y la manida moral católica. Una mujer promiscua no significa que tenga poco menos que la naturaleza de animal o perro y se abra en cada esquina, son calificaciones más propias de un comic que de la realidad.
Es mucho más frecuente el deseo sexual incontrolado en los hombres y una vez más también asociado a otras patologías mentales.
Solo nos queda preguntarnos ¿Qué otras
barbaridades actuales cometen y que serán el escándalo de las generaciones
futuras? ………. Pues sabemos que muchísimas más.
©Radiobrujas.com
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