Los mitos del Tantra y el yoga de la mano izquierda.



Existen muchos tipos de Tantra, dependiendo del país y su concepto, para algunos creado por el propio Buda y para otros muy anterior con referencias que se pierden en el tiempo cuatro mil años atrás. Pero no es cierto que el Tantra sea algo exclusivamente sexual, en occidente confundimos  lamentablemente sexualidad con genitalidad y la mayoría de las ocasiones cuando decimos que hemos tenido relaciones sexuales solo hemos tenido relaciones genitales.
La diferencia está muy clara, todas las relaciones y acciones y juegos que tengan como eje y sentido el placer en los genitales es relación genital, famosa porque se pierden mil conceptos igualmente o más placenteros. Tantra, tantrismo ha trascendido a occidente como un juego sexual exclusivamente famoso porque el hombre puede retrasar la eyaculación, y donde una relación “sexual” por término medio vendría durando entre tres y siete minutos (estudios de la fundación Master y Johnson) en Tantra asombra porque puede durar horas y cuando no toda la noche (y yo añadiría días).
Pero Tantra es mucho más que esto, esto solo sería la anécdota y focalizar solo un concepto resulta de perder todo el sentido, el tantrismo a diferencia de otras corrientes místicas solo propugna la unión cósmica en el concepto de la divinidad no a costa de la mortificación y de la privación sino de la sublimación de los placeres, el sexual sería una parte, no toda, y donde cuando nos obsesionamos en el coito se perderá todo su sentido.
Si Yoga es unión, solo es una traducción del sánscrito una más, pero para muchos significa camino, Tantra sería el camino de dos o más personas, concepto que occidente rechaza de plano educado en el concepto contradictorio de la posesión y represión en el amor, si no tiene fronteras es sucio, y como decía Coco Chanel “el sexo solo es muy placentero si es sucio”.
Tantra postula por los placeres, no por la represión, y donde los únicos placeres no serían genitales, licores especiales que alaben el gusto, comidas especiales que alcancen la sublimación, profusión de salsas (no olvidemos que los licores más exquisitos en occidente proceden de viejos monasterios como Disaronno o el Fray Angélico) sonidos que a través del oído acaricien el alma y todo lo que a los sentidos pudiera complacer y tal como decían los antiguos árabes que cultivaron Al Andalus (Andalucía) los sonidos que conozco que complacen el alma son “la risa de la mujer que amo, el sonido de las fuentes brotar  y las monedas cuando caen en mi bolsa”.  Y donde asistimos a un complejo tantrismo “made in occidente” que solo se obsesiona por el coito y fornicar, esto es la mejor y perfecta forma de arruinar el sentido espiritual del Tantra.
El Yoga de la mano izquierda ya sedujo a gente como madame Blavatsky, oscuro, esotérico y místico, pero el concepto sexual confundido con los mundos genitales siguen confundiendo su esencia. El tantrismo es mucho más que esto, de cultivar los placeres en ocasiones de apariencia sencilla nace lo que el I Ching explica como las pequeñas cosas domésticas que esconden las grandes claves del universo.
Por explicarlo de un modo simple y con ejemplos, cuando por ejemplo tres mujeres desnudas y un hombre olvidan que “hay que hacerlo” y se concentran en el aquí y el ahora, en la belleza de un campo rodeado de naturaleza, y en los dones de la divinidad tal que saltos de agua, cantos de pájaros, ciervos a su alrededor, comen y rien, obran el milagro de la risa, están inmersos en el yoga de la mano izquierda si para colmo inician una serie de prácticas especiales. Pero cuando se obsesionan por el coito, por el placer genital todo se pierde, y es donde ocurre la mayor y mágica paradoja que sin obsesionarse pueden estar gozando no solo toda la noche sino días, especialmente con la mirada.
Tantra solo es el culto a los placeres y no solo a los genitales, porque a través de ellos se alcanza la divinidad descubriéndola en uno mismo.
Aquí toma especial valor el concepto femenino y masculino, Shatki y Shiva, conceptos que por ejemplo necesitamos entender en la muy mal interpretada diosa Hindú Kali de aparente destrucción, por ejemplo tal destrucción cuando el halo femenino pareciera engullir toda energía. Algunas inglesas cuando hacen el amor expresan "hazme daño" entre suspiros, lo que nadie en su sano juicio interpretaría como darle un mal golpe con un palo.
Pero el tantrismo no solo nos acerca a la divinidad y resulta una experiencia mística, también implica salud en un concepto extraño pero no menos efectivo como terapia frente a determinadas enfermedades bastante agresivas que solo son patrimonio del hombre y la mujer de occidente.
Occidente sigue sin conceptuar el Tantra y vive más cómodo dejándolo solo en la anécdota "sexual".

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