La cábala.

La versión “no ortodoxa” de la Cábala, entre cuyos seguidores están artistas como Madonna, Demi Moore o la diseñadora Donna Karan, vaticina para 2012, no ya el fin del mundo del que hablaban los mayas, sino cambios “nunca antes vistos”, y ofrece las herramientas para recibirlos con “felicidad” y como una “oportunidad” espiritual.
“Vamos a ser empujados a ese cambio, y ese empuje está pasando ahora: destrucción económica, crisis mundial, desastres naturales; y podemos llegar a ese punto con luz y felicidad, o de una forma difícil, pero vamos a llegar, sí o sí, vamos a llegar”, declaró en Panamá la líder cabalista internacional Karen Berg.
Berg, estadounidense de 69 años, es, junto a su esposo, el rabino Philip Berg, la directora del Centro de Cábala Internacional, con medio centenar de sedes en todo el mundo, incluido Panamá, país que visitó esta semana para ofrecer la charla “La paz es posible”.
La cabalista, que está considerada guía espiritual, no sólo de Madonna, sino de otras celebridades como el actor Ashton Kutcher o el director de cine Guy Ritchie, recordó que ya “la cultura maya habla de 2012″ como un año de transformaciones que, dijo en tono enigmático, serán inéditas y drásticas.
Autora de libros como “Dios usa lápiz labial” (Kabbalah Publishing, 2005), Berg no precisó con claridad el cariz de los “cambios drásticos” que le esperan a la humanidad, pero sí enfatizó que, en todo caso, serán consecuencia de los propios actos del hombre. “Los desastres naturales que vemos ahora son el resultado de años en que la gente, por su negatividad personal, ha destruido la naturaleza y su forma de vida (…) Hay destrucción, y está ahí para hacernos comprender que no podemos destruir y no ver una reacción del mundo”, argumentó.
Pero, ¿qué es la Cábala, que puede ayudar a la gente a afrontar esos cambios, que algunos aventuran catastróficos?
El mundo está regido por “leyes espirituales universales” y la Cábala, un conocimiento místico milenario ahora abierto al mundo, brinda el poder de entender y vivir en armonía con esas normas y usarlas para beneficio propio y del mundo, explicó Berg.
La Cábala ofrece “herramientas” que pueden ayudar a “cambiar y ver la realidad de una forma diferente. Cuando las cosas pasan, se presenta una oportunidad de cambiar, de crecer. No hay, en la Cábala, cabida para victimización”, dijo Berg.
Los orígenes de la Cábala, que, según aclaró Berg no se trata de una religión, pueden remontarse al siglo I antes de Cristo, y tienen en el Zóhar o Libro del Esplendor una de sus fuentes más importantes.
La Cábala, palabra que significa recibir, es una “ciencia” que busca en la Torá (el Pentateuco judío, primeros cinco libros de la Biblia) el significado del mundo, según la explicación clásica.
Para llegar a esa interpretación, la Cábala puede recurrir a la numerología, ya que a cada letra de cada palabra se le asigna un número, lo que le confiere significados aún más crípticos a la Torá.
Hace 40 años, Berg y su esposo decidieron que “la luz” de la Cábala, ese conocimiento que estaba reservado a judíos varones ancianos, debía llegar a todo el mundo, una idea que en principio fue recibida con la resistencia de los más ortodoxos.
“Son conocimientos que estaban ocultos y eran difíciles de comprender, y los pasamos a un nivel que la gente normal podía entender”, dijo Berg, quien expresó que, en su opinión, ese tipo de información pierde su valor si se mantiene oculta.
Al ser preguntada por qué después de milenios ha salido ahora a la luz ese conocimiento místico, la líder cabalista aseveró que se presentó “el momento cósmico para que fuera revelado”. “Estamos entrando en una era cósmicamente diferente, y este es el tiempo del despertar (…), hay muchos otros conocimientos y culturas que se mantuvieron escondidas, pero ahora cada vez más gente se está acercando a un despertar espiritual, cósmicamente ahora hay una apertura para eso”, respondió Berg.
Pese al glamour que rodea a la Cábala por la celebridad de algunos de sus seguidores, Berg sostuvo que a través de los centros que dirige intenta llegar “a todo tipo de gente”, sin importar su edad, sexo, religión, cultura o estatus económico.
Los cursos que se imparten en los centros de Cábala para conocer las “leyes espirituales universales” duran unas siete semanas y en Panamá cuestan 151 dólares. “Si tenemos gente importante, celebridades que estudian Cábala, ello no significa que seamos excluyentes, pues llegar a las masas es la única forma en que podemos cambiar la conciencia y enseñarle a la gente que tiene que cambiar ante esta nueva era”, aseguró.
En la Cábala “no le decimos a la gente cómo rezar ni qué pensar”, el mensaje es que “podemos acercarnos, sea cual sea la creencia, a la luz infinita, que es la luz divina, inmortal”, añadió.

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