Tarta de Queso de triple chocolate amargo: una ofrenda para la noche de Hécate

 


La noche del 16 de noviembre se conoce popularmente como La Noche de Hécate en muchas partes del mundo, las brujas que honran a Hécate dejan en una encrucijada las ofrendas alimenticias de pan, cereales, ajo, huevos y queso, pescado, frutas, almendras y una especie de tarta de queso ceremonial iluminada por velas para obtener sus favores. Esta comida sagrada tiene orígenes antiguos y tradicionalmente se ofrecía en Grecia en la noche de luna oscura (el final del mes). Y si Hécate estaba complacida,  otorgaría  buena fortuna y protección contra daños.

Quería hornear una ofrenda que no solo presentara sus comidas y especias favoritas, sino que honrara noviembre, el mes de la oscuridad cada vez más profunda. Así que pensé que una tarta de queso densa y deliciosa, perfumada con café, cardamomo, semillas de hinojo silvestre y raíz de helecho de regaliz (para darle un toque apropiado a la naturaleza) podría ser la solución. Si no puede encontrar la raíz de helecho de regaliz, una cucharadita de semillas de anís molidas funcionará bien.
 

Recently Updated1332 Si bien Hécate es conocida como la Reina de las Brujas, reconocida por su conocimiento de las artes oscuras, para los antiguos griegos, Hécate era una Titán con una parte de la tierra, el cielo y el mar,  Hesíodo la describe como “ honrada sobre todo por el dioses inmortales ”. Una  sugerencia del origen de su nombre proviene de la raíz griega "querer" - "la que hace su voluntad". Ella guió la ciudad-estado, dio a los gobernantes sabiduría en sus juicios y brindó protección, armonía familiar y riqueza a la gente común.


En la noche de luna oscura, Hekate emergió del inframundo con su séquito de sabuesos, búhos y sapos aulladores. Ella reunió las almas de los recién fallecidos y los guió a salvo a la tierra de los muertos. Y era deber de todo ciudadano particular encender linternas y dejar ofrendas para Hekate ya sea en las puertas de la ciudad o en los santuarios domésticos justo afuera de la puerta principal. Estas ofrendas de comida no solo estaban destinadas a nutrir a los seres queridos en su viaje al inframundo, sino también a suplicar sus favores y bendiciones futuros en beneficio de los vivos.

 Estas ofrendas de alimentos se dejaban y uno se iba, sin mirar atrás. Y aunque tradicionalmente la Cena de Hécate no estaba destinada a ser consumida, estas ofrendas probablemente también funcionaron en el ámbito material para alimentar a los pobres. En una obra de Aristófanes, Plutus le dice a la pobreza: “Pregúntale a Hécate si es mejor ser rico o pasar hambre; ella te dirá que los ricos le envían una comida todos los meses y que los pobres la hacen desaparecer incluso antes de que se sirva ”.

La luna oscura es la noche en que la luna desaparece del cielo cerrando el ciclo lunar del mes, un momento importante para limpiar la casa de cualquier energía mala y estancada (llamada miasma) antes de que apareciera la luna nueva y comenzara el nuevo mes. Como muchas diosas antiguas, Hécate aprobaba el orden doméstico, por lo que el ritual del Deipnon de Hécate comenzó con la limpieza y purificación de la casa. Uno barrería toda la casa, guardaría el polvo y los escombros y lo llevaría a la encrucijada para que Hécate los desechara. Y si Hekate encontrara su hogar bien cuidado y ordenado y sus ofrendas de comida adecuadas, ella protegería su puerta, protegería su umbral de cualquier daño y otorgaría muchas bendiciones felices de felicidad y buena fortuna a la familia en el próximo mes.
Tarta de queso con triple chocolate de Hekate

Ingredientes para la corteza

    1/2 taza de mantequilla derretida
    3/4 taza de migas de galletas Graham oscuras
    3/4 taza de almendras molidas

Ingredientes para el relleno

    1 y 1/2 tazas de queso ricotta
    3 cucharadas de maicena
    3/4 taza de azúcar morena
    1/4 taza de cacao en polvo oscuro
    4 huevos, a temperatura ambiente
    1 taza de obleas o chips de chocolate mixto (chocolate blanco, negro y con leche)
    1 cucharadita cardamomo en polvo
    1-2 cucharaditas cogollos de lavanda secos
    2 cucharaditas semillas de hinojo molidas
    2 cucharaditas de café en polvo finamente molido
    2 cucharaditas raíz de helecho de regaliz fresca muy finamente picada o molida (o una cucharadita de anís estrellado molido)
    un puñado de rodajas de almendras confitadas (para decorar)

Direcciones

    Precalienta tu horno a 170 C /350 F. Unta con mantequilla una sartén redonda de 20 cms / 8 pulgadas, preferiblemente con forma de resorte. Espolvorea bien con cacao en polvo. Mezcla galletas Graham molidas y almendras molidas con mantequilla derretida. Presiona firmemente en el fondo de la bandeja  Hornea por 10 minutos.
    Derretir el chocolate a baño maría (o microondas). Poner a un lado.
    Separa las yemas de las claras.
    Bate las claras con una cucharada de azúcar hasta obtener picos firmes.
    Batir el resto del azúcar y las yemas hasta que quede esponjoso.
    Agrega el queso ricota, el chocolate derretido, la lavanda, maisena, el cardamomo, las semillas de hinojo, los granos de café y la raíz de helecho de regaliz. Batir hasta que quede suave. Incorpora las claras de huevo a esta mezcla.
    Vierte la masa en el molde preparado, golpea contra la encimera para liberar burbujas de aire y hornee durante 40-45 minutos.
    Apaga el horno, abre levemente la puerta y deja que el bizcocho permanezca en el horno durante 30 minutos para que cuaje.
    Desmoldar cuando esté frío. Espolvorea con cacao en polvo o azúcar glass y espolvorea con almendras confitadas. Muy agradable con nata montada. 
 


 

¿Qué ocurrirá con esta pandemia que padecemos?.


En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado (después de dos años).



En opinión de algunos virólogos y especialistas con distinta autoridad el comportamiento del virus está siendo inteligente como colectivo (no así el de algunos humanos). Podríamos trazar cierta analogía con la anterior gran pandemia padecida a comienzos del siglo XX, la mal llamada "gripe española"que hasta el momento se considera como la más letal padecida por la humanidad y a falta de registros o testimonios más antiguos. En aquella ocasión también se padecieron dos oleadas y donde la primera se sorteó con mayor o menor éxito pero es como si el virus actuase de forma intencionada para confiar a los humanos y donde en la segunda oleada resultó completamente letal.
Podemos seguir la evolución de aquella pandemia y observamos muchas similitudes con la actual, en cambio no hemos encontrado y pese a que existieron estudios de interés o tesis, análisis socio económicos, de como cambió la vida después de la pandemia pese a que el cambio fue drástico y notable, y podemos recordar el gran crak bursatil de los años 20 y su involución en la economía mundial que dió lugar a nuevos postulados. Algo parece claro después de la pandemia que padecemos, la necesidad imperiosa del ser humano de hacer introspección y buscar respuestas dentro de sí mismo donde hasta ahora las buscaba fuera.© Radio Brujas.
Reproducimos aquí este interesante artículo de la revista Gaceta médica:


La Gripe Española mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Se desconoce la cifra exacta de la pandemia que es considerada la más devastadora de la historia. Un siglo después aún no se sabe cuál fue el origen de esta epidemia que no entendía de fronteras ni de clases sociales.

Aunque algunos investigadores afirman que empezó en Francia en 1916 o en China en 1917, muchos estudios sitúan los primeros casos en la base militar de Fort Riley (EE.UU.) el 4 de marzo de 1918.

Tras registrarse los primeros casos en Europa la gripe pasó a España. Un país neutral en la I Guerra Mundial que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias a diferencia de los otros países centrados en el conflicto bélico.

Ser el único país que se hizo eco del problema provocó que la epidemia se conociese como la Gripe Española. Y a pesar de no ser el epicentro, España fue uno de los más afectados con 8 millones de personas infectadas y 300.000 personas fallecidas.

La censura y la falta de recursos evitaron investigar el foco letal del virus. Ahora sabemos que fue causado por un brote de influenza virus A, del subtipo H1N1. A diferencia de otros virus que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables entre 20 y 40 años, una franja de edad que probablemente no estuvo expuesta al virus durante su niñez y no contaba con inmunidad natural.



Fiebre elevada, dolor de oídos, cansancio corporal, diarreas y vómitos ocasionales eran los síntomas propios de esta enfermedad. La mayoría de las personas que fallecieron durante la pandemia sucumbieron a una neumonía bacteriana secundaria, ya que no había antibióticos disponibles.

Sin embargo, un grupo murió rápidamente después de la aparición de los primeros síntomas, a menudo con hemorragia pulmonar aguda masiva o con edema pulmonar, y con frecuencia en menos de cinco días.

En los cientos de autopsias realizadas en el año 1918 los hallazgos patológicos primarios se limitaban al árbol respiratorio por lo que los resultados se centraban en la insuficiencia respiratoria, sin evidenciar la circulación de un virus.

Al no haber protocolos sanitarios que seguir los pacientes se agolpaban en espacios reducidos y sin ventilación y los cuerpos en las morgues y los cementerios. Por aquel entonces se haría popular la máscara de tela y gasa con las que la población se sentía más tranquila, aunque fueran del todo inútiles.



En el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado.
Portadores de la Cruz Roja durante la Gripe Española. Washington DC.
Y ASÍ LA LLAMARON…
Los periódicos españoles fueron los primeros en informar sobre una enfermedad que estaba matando a la población. En el resto de Europa, y a ambos lados de las líneas aliadas, censuraron toda información para no desmoralizar a las tropas ni mostrar debilidad ante el enemigo. Con lo cual, sólo se convirtió en noticia en los países neutrales. En un primer momento los medios de España intentaron también darle nombre extranjero bautizándola como ‘El soldado de Nápoles’ o ‘La enfermedad de moda’. Tras informar el corresponsal del The Times en Madrid, el termino de ‘La Gripe Española’ se extendería por el resto del mundo a partir del verano de 1918.

Sandra Pulido -
19 enero 2018
Premios BiC

EL VERDADERO ROSTRO DE CRISTO.

 



La imagen que tenemos de Jesucristo no es la original, de hecho en el Nuevo Testamento no hay referencias a su aspecto físico, pero en la actualidad son bastante populares las supuestas reconstrucciones digitales por infografía que solo se tratan de engaños y manipulaciones por pseudo expertos. La representación actual que tenemos corresponde al llamado Cristo siriaco de la la Edad Media donde se le dota de barba y representa crucificado, estando asociado desde entonces a imágenes macabras de martirio, muerte y tortura, pero en origen existen representaciones en las catacumbas donde aparece lampiño, como el buen pastor, sin rasgo alguno de la crucifixión ni el martirio e incluso con rasgos que lo podrían equiparar a cualquier “patricio” romano (clases altas en la antigua Roma). No olvidemos que los primeros cristianos, los llamados “gnósticos” (no confundir con la secta actual del mismo nombre) que sí lo conocieron en vida siempre negaron la crucifixión.



Pero en representaciones anteriores por ejemplo otra fechada en el siglo VI en el ábside de la Iglesia de San Vital de Rávena, aparece del mismo tono que el patricio romano mencionado y sentado sobre una esfera terrestre. Es a partir del siglo X que se propaga la imagen actual de Cristo que todos conocemos y su filosofía iconográfica consecuente de dolor y tortura. Por tanto no es difícil concluir que la imagen que millones de católicos están adorando en nuestros días procede de un diseño intencionado del siglo X y una fantasía macabra propia de tiempos del oscurantismo y donde el hermetismo y el miedo interesaba.